Una ilustración o representación de un corazón, nos transmite siempre en primer lugar, la imagen mental de una emoción: el amor.
Esa emoción es la más bonita de nuestras
vidas y sobre todo la más comercial esta semana,en la efeméride de San Valentín. Pero existen más emociones relacionadas con esta ilustración.
A veces prefiero prestar atención al antagonismo de las cosas. No tengo esa preferencia todos los días, pero si creo que es preciso, dedicar algo de mi tiempo a mirar de nuevo. A leer esa misma imagen de otra manera.
Y durante mucho tiempo, debido a los estados emocionales que he ido experimentando, me he dado cuenta de que existe una parte de la sociedad que no se da cuenta de la fragilidad de los corazones ajenos.
Además de la asumida inconsciencia o egolatría, de que sólo el corazón propio se daña. Se olvidan de que los demás corazones también existen y de que son igual de vulnerables. Todo ❤ es susceptible de sufrir daños.
A veces estas fracturas se producen de forma intencionada y otras...sin intención, pero el resultado es el mismo.
Quizá el antagonismo de significados o de lecturas de imagen, sea el motivo por el que no a toda la gente le guste San Valentín, ni tampoco, la representación del corazón en si misma.
Toda imagen expresa un mensaje por si misma y en un álbum ilustrado las ilustraciones nos aportan contenidos adicionales.
Es por ello que debemos valorar el trabajo de los ilustradores que con su labor, complementan la idea que indica el texto.
En educación Infantil, se es más consciente de lo que, los más pequeños, son capaces de transmitir a nivel de lenguaje artístico, con sus trabajos plásticos comparten un trocito de su universo sin necesidad de lenguaje oral.
El año pasado, compartí esta entrada en mi otro blog. Virginia, profe de la Escuela Infantil Victoria Kamhi, me dejó compartir el bonito cuadro que realizaron ella y sus alumnos, entre ellos mi peque.😍
Nuestra legislación educativa reciente, la LOMLOE, apuesta por dar más valor a la empatía:
# Avanzando hacia un mundo con más empatía.
La empatía ya es una emoción menos huérfana en la escuela.
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